Los organismos electorales de México y Ecuador compartieron con
El Salvador sus aprendizajes en la aplicación de la cuota de género.
El Salvador aprobó en 2013 la inclusión de la cuota de género del 30%
en la ley de partidos políticos y se enfrentarán al desafío de su
aplicación por primera vez en las elecciones del 2015. Para prepararse,
el Tribunal Supremo Electoral solicitó al PNUD la organización de un
espacio de intercambio con otras experiencias de la región que le
permitieran identificar algunos retos comunes en la aplicación de las
acciones afirmativas y cómo superarlos y en definir el rol que el
organismo electoral puede tener en este proceso.
Para responder a esta solicitud, el Clúster de Género del Centro
Regional del PNUD para América Latina y el Caribe organizó una webinar
el pasado 10 de abril de 2014 en la que participaron además de
magistradas de los tres países, diputadas y personal técnico de los
organismos electorales y de la Asamblea de El Salvador.
La consejera nacional electoral Roxana Silva, de Ecuador, compartió
el proceso de su país en la aplicación de la cuota y después de la
paridad. La magistrada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación María del Carmen Alanis, compartió el proceso mexicano y el
rol fundamental que tuvo el Tribunal en la creación de jurisprudencia
para la implementación real de la cuota.
Tras las exposiciones de ambas, se abrió un espacio de preguntas y
reflexiones. De las exposiciones y del intercambio, se pueden resaltar
algunas ideas centrales. En primer lugar, el rol fundamental del
organismo electoral en ser rotundo a la hora de aplicar las sanciones a
los partidos en caso de incumplimiento y en el establecimiento de
mecanismos de impugnación en caso de que no se cumplan estas sanciones.
En segundo lugar, ser muy claro en explicitar muy bien la
interpretación de la norma para dejar el mínimo margen a la
discrecionalidad. En tercer lugar, abordar el proceso desde una mirada
de ciclo electoral (no todo puede limitarse a las elecciones en sí, sino
que hay que ir construyendo el proceso de cambio).
En cuarto lugar, no basta con tener la norma para garantizar la
llegada de más mujeres electas y, por lo tanto, hay que combinar esto
con otras estrategias. Por último, la necesidad de promover redes de
mujeres “valientes” que observen el proceso, se movilicen y actúen desde
los diferentes espacios (partidos políticos, organismos electorales,
medios de comunicación, organizaciones sociedad civil, etc.) en alianza
con hombres que quieren promover la paridad.
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